[París 1925] Al año de hallarse Pettorossi actuando en la orquesta de Bianco-Bachicha, realizó con el segundo de ellos un negocio no muy recomendable para los autores. El joven guitarrista era un inspirado autor de tangos y una madrugada cuando ya se habían retirado los habitués y el “Palermo” comenzaba a levantar las mesas y a cerrar sus puertas, esperó a que terminaran sus compañeros de orquesta de enfundar sus instrumentos hasta emprender la retirada, le propuso al bueno de Bachicha que le escuchara un tango recientemente compuesto por él. Bachicha extenuado por las horas de tarea complaciéndole el deseo se dispuso a escucharlo.
El autor comenzó a hacerle escuchar en su guitarra un tema de inspirada línea melódica que despertó sincera admiración en su oyente. Al terminar de ejecutarlo Pettorossi le preguntó:
-Qué te pareció…
-Muy inspirado. Te felicito… —respondió Bachicha dándole a entender con un enorme bostezo que era hora de irse a dormir.
Pettorossi le respondió a boca de jarro:
-1000 francos…
-¿Qué cosa… ? -preguntó sorprendido Bachicha.
-Te lo vendo… Esta noche o nunca… —dijo sonriendo el guitarrista.
Bachicha creyendo sacar de un imperioso apuro al bohemio sacó los mil francos y sin darle mayor importancia al préstamo se lo ofreció gentilmente, pero el guitarrista sabiendo que no era de los que tenían buena memoria para saldar deudas, desistió del ofrecimiento y repitió inflexible:
-Nada de deudas… Vengan los 1000…
Mediante esa suma la obra “Bandoneón arrabalero” —tal era su título— cambió de dueño. Operación cumplida.
Hallándose Pascual Contursi, el inspirado vate, de paso por París, Bachicha le hizo adaptar los versos y el tango fue mandado a imprimir.
Agreguemos que Pettorossi, para producir dinero inmediato, acostumbró muchas veces a realizar estas clases de compra-venta con muchas de sus obras que a la postre resultaban infalibles éxitos.
Enrique Cadícamo in “La Historia del Tango En París”, Corregidor Buenos Aires 1975